sábado, 6 de marzo de 2010

Días raros

Hoy como ayer, y mañana como hoy...Un día tras otro aquí sigo yo, perdida en mi mundo, sin pensar en nadie más.
Me levanto sin ganas de hacer nada, y eso es lo que consigo, no hacer nada, salvo ser arrastrada por esta terrible soledad, que hace conmigo lo que quiere y me llena de cinismo, de desarraigo y desesperanza.
Sin embargo, un sentimiento más fuerte y más potente hace mella en mí, quizá el de culpabilidad. Porque todo es culpa mía, porque estoy dejando que las cosas se marchiten, porque no soy lo suficientemente valiente como para poner y mundo patas arriba y plantarme ante esta injusticia. Porque yo te amo, pero esto no tiene remedio.
Y, lo peor de todo, no tiene remedio por algo que hagas tú, o por algo que haga yo. Todo lo contrario, no lo tiene por todas las cosas que no podemos o no queremos hacer...No hay citas románticas, ni manos agarradas en el cine. Hay discusiones telefónicas y de nuevo esta sensación de impotencia contra la que no puedo luchar, porque se de buena mano que ya me ha vencido, incluso antes de empezar.
Así que me enfado, contigo, con el mundo, pero sobre todo conmigo. Por no tener el valor suficiente como para hacer que las cosas sean distintas, y el amor, por fin, triunfe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario