sábado, 23 de julio de 2011

Sexto mesario

¡Quién nos iba a decir que las cosas acabarían de este modo, y menos, en aquellos primeros pasos, cuando todo era incierto y tenebroso!
Toda mi vida busqué y me desesperé: cuando necesitaba una amiga en los momentos inciertos, hallé una decepción mayúscula, cuando intenté tener un noviazgo perfecto, me partieron el corazón. Y sin embargo, un día de estos tontos, me cansé de buscar. Y todo fue fácil y sencillo, porque la paz me encontró a mí en forma de mujer bajita y morena.
No creo que conozca, ni vaya a conocer, a ninguna persona más honesta y sincera nunca. Tampoco nunca nadie bajó a hacerme palomitas al piso de abajo, aunque también es cierto que nunca me vi en la obligación de empotrar contra armarios a más personas. En cualquier caso, su dulzura me cautivó, y han sido su tesón y paciencia los que han terminado de conquistarme, y atarme para siempre a mi Pocahontas particular. Seis meses de nuestra vida hemos compartido ya, y, aunque tengamos en mente pasar muchos más, sé que no debo dudar: he conocido a mi media langosta.


Te quiero.

.G.