lunes, 2 de noviembre de 2009

La primera entrada

Ahora que por fin se ha ido a dormir, por fin puedo escribir tranquila.
Escribir que sin su aliento mis dedos no pueden componer nada hermoso, porque necesitan su imagen para tomarla de modelo. A pesar de ello, de la distancia, la incertidumbre del futuro...las cosas son las que son, y así seguirán siendo. Aun con el temor de equivocarme al formular esta frase en un mundo tan cambiante como el nuestro, sé que, como dijo Aristóteles, en todo cambio hay algo que permanece, y en el trasncurso de los acontecimientos, ella siempre estuvo, fiera e incansable, en el lugar en mi corazón que le correspondía por derecho. Ella es ese algo que no cambia y que se traduce en esencia, y por más que intente negárselo a ella, al mundo, o, lo que es peor, a mi misma, las dos sabremos que esto es lo que hay:

LLega tarde, y llevo esperando ya algunos minutos. Intento mantener la calma relajar la respiración...pero todo cuanto consigo es perder ese tiempo valioso entre mirada y mirada a la pantalla del teléfono movil que me indica que llega un minuto más tarde. Observo a chicas, intercambiables unas con otras, semejantes en vestimenta, tamaño, gustos, música...Incluso en esos momentos de mi delirio apenas caigo en la cuenta de si hay o no rasgos que las distingan. Pasan a mi lado, unas altivas, otras esquivas, y yo me sigo mordiendo las uñas intentando por todos los medios no comenzar a pensar en que me haya dejado allí tirada. "No por favor, otro desengaño no", pienso una y otra vez, rezando a alguien en quien no creo con ferviente esperanza de que me oiga. He intentado controlarme por todos los medios, pero no puedo más. Tomo de nuevo mi teléfono, que a estas alturas está lleno de huellas de tanto pulsar las teclas, y marco su número. "pi...pi...pi..."
-¿Si?
-¿Paula?
-Si, claro. ¿Quién es?
-Soy yo, ¿no te acuerdas? Habíamos quedado esta tarde. Para tomar algo.
-Ahi va-dice, y oigo como se lleva una de las manos a la frente.-Lo siento, me fui a casa de Laura, se me olvidó por completo...
En ese momento, no hay rezo que valga. Mi corazón se he quedado mudito, y parece dispuesto a no volver a hablar, si no fuera porque la oigo de nuevo.
-Bueno, ¿qué te parece si quedamos en el Alimerka ahora y te compenso?
"pum, pum, pum, pum", parece que ambos volvemos a la vida.
-Genial, allí te veo.
Cuelgo rápido, por miedo a que perciba la violencia que se esconde tras cada poro de mi piel. "Otra vez igual, exactamente lo mismo". Frustrada, recorro el camino que me lleva del centro comercial al Alimerka en un abrir y cerrar de ojos. No hay suerte, aun no ha llegado, y, viendo lo visto, la cosa va para largo. Me debato entre la posibilidad de entrar y comprarme algo rico para comer o permanecer allí por miedo a que pase y no me encuentre. Y de nuevo la rabia me llena al darme cuenta de que ni siquiera se acuerda de que hemos quedado, y yo estoy como una panoli sentada al lado de un ceda el paso, esperando a que llegue,con el latido incontrolable de mi corazón y sin más uñas que se puedan morder, exceptuando las de los pies, claro.
Y aparece, más hermosa e irreductible que nunca, con esa sudadera celeste que hace resaltar el tono moreno de su piel. Y es en ese momento, yo en el ceda el paso, ella acercándose lentamente, como queriendo postergar el momento de nuestro reencuentro, en entonces cuando caigo en la cuenta de que estoy irremisiblemente abocada a enamorarme de ella. No creo en el destino, pero sé que aquella tarde, cuando la miré a los ojos y me di cuenta de que nada más existía, ni mi enfado, ni el super, ni la señal, solo sus ojos negros que me miraban amistosos, y mi corazón, que se había quedado prendado de ellos, entonces supe que sería suya para siempre, independientemente de cómo se desarrollaran los acontecimientos.

.G.

2 comentarios:

  1. Ya lo tenías escrito o ha salido aquí y ahora?
    Me encanta como escribes.
    Espero que lo hagas con frecuencia.
    =)

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  2. ha salido, las cosas siempre salen, por más que uno intente detenerlas.
    .G.

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